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La etapa de Ewing en Thor culmina con elementos de horror cósmico
La etapa de Al Ewing en The Immortal Thor llega a su punto culminante en el número 24, donde los elementos de horror cósmico y los temas existenciales que ha ido tejiendo a lo largo de su narrativa alcanzan su máxima expresión. Este arco ha transformado profundamente la mitología del Dios del Trueno, enfrentándolo contra entidades primordiales que desafían no solo su poder sino la misma naturaleza de su existencia. La narrativa se desarrolla con una intensidad creciente que mantiene a los lectores completamente inmersos en este universo expandido de Marvel.
El legado de horror cósmico en Thor
Ewing ha construido meticulosamente una mitología de horror cósmico alrededor de Thor, introduciendo entidades y conceptos que recuerdan a los trabajos de Lovecraft pero adaptados al universo Marvel. Estas fuerzas antiguas y abstractas presentan desafíos que van más allá de las batallas físicas convencionales, llevando a Thor a cuestionar los fundamentos mismos de su realidad. El Dios del Trueno se enfrenta a amenazas que existen fuera del entendimiento convencional del tiempo y el espacio, lo que añade capas de complejidad psicológica a su personaje.
La conclusión de una etapa transformadora
Este número representa la culminación de temas que Ewing ha estado desarrollando desde el inicio de su etapa, cerrando ciclos narrativos mientras abre nuevas posibilidades para el futuro del personaje. La colaboración artística de Martín Cócceris y otros artistas ha sido fundamental para visualizar estas concepciones cósmicas, creando un lenguaje visual que complementa perfectamente la profundidad filosófica del guion. La edición de Panini Cómics mantiene la calidad que los lectores esperan, presentando esta conclusión épica con el cuidado que merece.
Parece que Thor finalmente entendió que enfrentarse a dioses nórdicos era cosa de niños comparado con lidiar con entidades cósmicas que podrían reescribir su existencia con un simple pensamiento, algo que seguramente hace que extrañe los simples días de pelear con gigantes de hielo y dioses tramposos.
