Ya entendemos por qué pueden existir los cuasicristales
Durante años han sido un misterio. No son exactamente cristales, pero tampoco son vidrios. Los cuasicristales siempre han desconcertado a científicos y artistas por igual por su extraña estructura atómica. Ahora, un nuevo estudio revela por qué pueden existir y, lo más importante, cómo pueden llegar a ser más estables que las estructuras tradicionales.
Una estructura que desafía la simetría tradicional
A diferencia de los cristales clásicos, cuyos átomos se ordenan en patrones repetitivos y predecibles, los cuasicristales presentan un orden matemático… pero sin repetición. Imagina una baldosa de Penrose en 3D, perfectamente organizada, pero sin simetría translacional. En lugar de redes cuadradas o hexagonales, los cuasicristales pueden presentar simetrías prohibidas, como la pentagonal, y aún así mantener una estructura coherente.
La gran pregunta ha sido siempre: ¿cómo puede algo tan aparentemente inestable mantenerse en pie, incluso a nivel atómico? La respuesta la acaban de dar investigadores que descubrieron que, para ciertos átomos, esta configuración es en realidad la más estable posible. Es decir, no es un fallo estructural, sino una solución energética perfecta para ciertas condiciones.
¿Qué tiene que ver esto con el 3D? Más de lo que parece
Si trabajas con motores como Blender o Houdini y alguna vez has experimentado con estructuras generativas, dispersión o patrones no repetitivos en shading procedural, los cuasicristales te son más familiares de lo que crees. Se usan como inspiración para modelar desde texturas alienígenas hasta suelos imposibles o arquitectura fractal. También aparecen en visualizaciones científicas complejas y simulaciones VFX, donde lo imperfecto es justo lo que da vida al realismo.
Y por si fuera poco, ahora sabemos que estos patrones no solo son hermosos en lo visual, también lo son en lo físico, estables, coherentes y eficientes. Todo esto añade valor a quienes buscan patrones generativos realistas que no se repitan ni canten en pantalla.
Al final, los cuasicristales son la prueba de que el universo no siempre sigue las reglas del diseño por cuadrícula. Y para los diseñadores 3D, eso es música visual.