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Tricky: La rebelión de las mascotas cerealeras
Uli Meyer, un veterano animador con créditos en clásicos como Who Framed Roger Rabbit y Space Jam, está desarrollando un nuevo proyecto llamado Tricky, una mezcla de acción real y animación que rinde homenaje caótico a las mascotas de cereales de los 90. En vez de usar personajes originales, Meyer creó sus propias mascotas y un mundo alrededor de ellas, para evitar problemas legales y darles una historia fresca con un giro moderno: la inteligencia artificial.
Una historia que une nostalgia y tecnología
Tricky comienza en un estudio de animación londinense de los 90, donde un equipo crea las mascotas de cereales más queridas. Sin embargo, una ley prohíbe los anuncios azucarados para niños y el negocio se derrumba. Décadas después, la nieta de la creadora encuentra una cinta VHS de aquellos comerciales y sube clips a TikTok usando herramientas AI. Esto abre un portal entre mundos, liberando a las mascotas, que ahora se han transformado en criaturas oscuras y mejoradas por inteligencia artificial, y no precisamente adorables.
Animacion artesanal contra la automatizacion
Para darle vida a Tricky, Meyer rodó un teaser usando su cámara original de 35 mm y animación totalmente dibujada a mano con TVPaint. Además, incluyó efectos prácticos y máscaras artesanales para lograr un estilo similar a Who Framed Roger Rabbit. Meyer recalca que en un mundo cada vez más dominado por la automatización, esta película es un acto de amor por la artesanía tradicional: nada de rigging automático ni animación generativa, todo hecho con mimo y paciencia.
Equipo y detalles que suman sabor retro
El equipo de producción incluye a colaboradores de larga data y veteranos animadores que dan vida a los personajes. Incluso el diseño de la caja de cereal Crispy Clovers, que aparece en la película, aporta una ironía satírica que conecta con la estética retro del proyecto. Meyer destaca que Tricky es una respuesta artística a los cambios que la IA trae a la narrativa y producción audiovisual, mezclando nostalgia, pérdida y rebelión en un cóctel muy particular.
Después de todo, quién diría que las mascotas que nos hacían querer cereal pueden ser ahora los villanos con más inteligencia artificial que un robot aspiradora... y sin botón de apagado.
