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Guillermo del Toro reinventa a Frankenstein con emociones
Guillermo del Toro ha decidido enfrentarse al mito de Frankenstein como quien trata de montar un mueble sueco sin instrucciones. En lugar de recrear al monstruo que va gruñendo por ahí con tornillos en el cuello, el director ha apostado por una historia más emocional. Sí, emocional. Nada de sustos con rayos, truenos y castillos góticos en ruinas. Lo que busca Del Toro es responder preguntas como ¿qué significa ser padre? ¿Qué pasa cuando el hijo que has creado tiene más preguntas que respuestas?
El monstruo que sabía hablar (y bastante bien)
El monstruo de Mary Shelley no era precisamente un zombi mudo. En su novela, la criatura tenía más vocabulario que muchos tertulianos de televisión y era capaz de soltar discursos como yo debería ser tu Adán, pero soy el ángel caído. Así que, si en la nueva película ves a la criatura citando poesía y no rompiendo puertas, no te preocupes: no es que se haya vuelto influencer, es que ahora se han leído el libro.
Una historia de emociones y partituras
La música también tiene su corazoncito. Alexandre Desplat, compositor de la película, ha dejado claro que no piensa componer música que asuste ni a un gato. Será algo lírico, emocional, nada de ruidos extraños, dijo mientras acariciaba probablemente un piano. Y es que esta versión va más por el camino del drama existencial que del terror de susto fácil. Algo así como ver a Frankenstein en terapia de grupo hablando de su infancia.
Monstruos, Marilyn y confusiones cinéfilas
Del Toro confesó que se enamoró del monstruo cuando era pequeño. Bueno, también se enamoró de Marilyn Monroe, lo cual es un combo curioso. Lo que más le marcó fue una escena donde ella decía que el monstruo solo necesitaba a alguien que lo quisiera. Y ahí, entre palomitas y cine en blanco y negro, nació una idea: el verdadero terror no es tener tornillos en el cuello, es no tener a nadie que te abrace.
Un elenco que parece reunión de famosos
La película no va corta de caras conocidas: Oscar Isaac como el doctor que todo lo empieza, Jacob Elordi como el monstruo sensible, Mia Goth en el papel de Elizabeth, y hasta Christoph Waltz haciendo de un científico que seguramente no tiene buenas intenciones. La cinta llegará a Netflix este otoño, justo a tiempo para las mantas, las bebidas calientes y las reflexiones filosóficas sobre seres humanos hechos con retazos.
Conclusión de laboratorio
En vez de crear un universo de terror, Del Toro ha decidido fabricar una historia donde el miedo no viene del monstruo, sino del espejo. Y como todo buen experimento, este promete resultados inesperados, pero con estilo. Si alguien esperaba gritos, lo que encontrará será algo más parecido a una charla profunda con una criatura que simplemente quiere saber por qué lo dejaron solo con tanta costura visible.
