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El impresionante trabajo de efectos visuales en Nosferatu
La nueva versión de Nosferatu, dirigida por Robert Eggers, ha supuesto un reto técnico y creativo para el equipo de BlueBolt, responsable de los efectos visuales de la película. Con un enfoque que mezcla técnicas tradicionales y digitales, el equipo ha logrado recrear una atmósfera inquietante y realista que enriquece la narrativa del film.
El diseño de Wisburg, una ciudad con vida propia
Uno de los mayores desafíos del proyecto fue la creación de Wisburg, la ciudad ficticia donde transcurre la historia. Inspirada en ciudades reales como Lübeck, Stade y Gdansk, su diseño debía equilibrar autenticidad histórica con una atmósfera inquietante. Se escanearon y fotografiaron edificios en Alemania para construir una biblioteca digital de arquitectura, permitiendo a BlueBolt generar una ciudad completamente en CG con una coherencia visual impecable.
La ambientación visual: sombras, filtros y una luz inquietante
Para potenciar el estilo cinematográfico de la película, el director de fotografía Jarin Blaschke trabajó estrechamente con el equipo de VFX, utilizando lentes vintage y filtros especiales para eliminar tonalidades rojas en las escenas nocturnas. La iluminación con una fuerte luz de luna y el uso de sombras profundas ayudaron a construir la sensación de misterio y terror, una estética que fue replicada y refinada digitalmente en los planos completamente generados por ordenador.
El icónico castillo de Orlok: entre lo real y lo digital
El castillo de Orlok se basó en Corvin Castle, en Hunedoara, Rumania, pero debido a las renovaciones en el lugar, se decidió reconstruirlo digitalmente. Las tomas exteriores fueron completamente en CG, mientras que los interiores fueron rodados en sets prácticos, asegurando una integración fluida entre ambos métodos. Se aplicó un proceso de envejecimiento digital sobre la estructura del castillo, reforzando su aspecto decadente y ominoso.
Las ratas: una combinación de elementos prácticos y digitales
La presencia de miles de ratas en la película fue otro de los retos más grandes. En el rodaje se utilizaron entre 1.000 y 2.000 ratas reales, combinadas con efectos digitales mediante Golaem para generar enjambres caóticos y realistas. Se crearon más de 60 ciclos de animación diferentes para que cada movimiento fuera orgánico, mientras que en las escenas más complejas, se optó por reemplazar completamente a los animales reales con modelos digitales.
El océano y la travesía: una tormenta creada digitalmente
Las secuencias en el mar, donde Orlok viaja hacia Wisburg, fueron un desafío técnico. Se generaron océanos digitales con simulaciones avanzadas de agua, viento y lluvia, logrando un equilibrio entre realismo y un tono sobrenatural. La iluminación de estas escenas fue clave, con cielos dramáticos y una paleta cromática que evolucionaba según el estado de la historia, desde una calma tensa hasta una tormenta imponente.
El legado de un VFX invisible
Uno de los mayores logros de Nosferatu es que, a pesar de la gran cantidad de efectos visuales, estos no destacan de forma obvia. Angela Barson y David Scott, de BlueBolt, coinciden en que el mayor éxito del equipo fue hacer que el público percibiera todo como real. Si los espectadores sienten que están viendo una ciudad auténtica, un castillo en ruinas o miles de ratas reales, entonces el trabajo de VFX ha cumplido su propósito.
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