Rennes se convierte en la capital europea del stop-motion

Cuando el stop-motion se convierte en movimiento generacional
En la pintoresca región de Bretaña, donde incluso las olas parecen moverse fotograma a fotograma, nació un proyecto que está revolucionando el arte de la animación cuadro por cuadro. Génération(s) Start Motion no es solo un nombre elegante, es toda una filosofía para mantener viva una técnica que muchos daban por muerta... como esos personajes de plastilina que resucitan en cada toma.
Una academia donde los títeres son los profesores
Este innovador programa formativo demuestra que en el stop-motion hay espacio para todos: desde principiantes que no distinguen un armature de un espagueti hasta veteranos que podrían animar un bloque de cemento. La oferta educativa está tan bien estructurada que hasta la plastilina envidiaría su flexibilidad:
- Formación inicial (para quienes piensan que 24 fotogramas por segundo es un ritmo musical)
- Formación continua (para los que ya saben pero quieren saber más)
- Formación profesional (donde se aprende que la paciencia no es virtud, es requisito)

Mucho más que simples talleres de modelado
El proyecto ha creado un ecosistema completo alrededor del stop-motion que haría sonrojar a cualquier parque temático. Entre sus instalaciones destacan el Green Puppet Lab - que no vende marionetas ecológicas pero casi - y un observatorio europeo dedicado exclusivamente a estudiar esta técnica. Aunque, curiosamente, ninguno de estos espacios incluye la herramienta más importante: montañas de café para las largas noches de animación.
"En el stop-motion, cada movimiento cuenta... especialmente los del animador buscando la posición perfecta", confesó uno de los participantes entre toma y toma.
Un festival que no se detiene
El Parcours Stop-Motion demostró que esta técnica sigue más viva que nunca, con conferencias que pronto estarán disponibles online para quienes prefieren aprender en pijama. Los organizadores insisten en que las inscripciones cierran el 15 de mayo, fecha límite que muchos animadores conocen bien: es cuando normalmente se acaba la paciencia en cualquier proyecto de stop-motion.
Entre los ponentes destacaron nombres que suenan a personajes de una película animada, demostrando que en este mundo la creatividad no tiene límites... excepto cuando se acupa la memoria de la cámara. Así que si te interesa el stop-motion, este proyecto es tu mejor oportunidad para entrar en un mundo donde 12 horas de trabajo equivalen a 3 segundos de metraje, pero la satisfacción dura toda una vida.
Como reflexión final: en el stop-motion, como en la vida, lo importante no es la velocidad sino la persistencia... y tener suficientes figuras de repuesto por si el protagonista se derrite bajo los focos 😅.