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Juegemos la historia virtual

  1. #1
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    Juegemos la historia virtual

    Hola, siguiendo la propuesta de un foro de flash les propongo un juego de la siguiente manera. Yo pongo 3 palabras entonces alguien responde con mis 3 palabras más 3 que agrega el, y a las del y las mía alguien le agrega 3 más y así sigue hasta que no da más y alguien cambia el tema (seguro que ya conocen el juego). Lo mejor sería que todos pongan sus nuevas 3 palabras en negrita y las anteriores sin negrita para que se vaya entendiendo que es lo que fue agregado.

    Espero que lo continúen.
    había una vez. Saludos.
    El infinito es el lí*mite de la imaginación. - JC Gallo

  2. #2
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez., en algún lugar.
    Caminando....

  3. #3
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    Juegemos la historia virtual

    Cerca de todo.

  4. #4
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    Juegemos la historia virtual

    Lejos de nada.

  5. #5
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    Juegemos la historia virtual

    Un tío alimonado.

  6. #6
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar, cerca de todo, lejos de nada, un tío alimonado.que siempre quiso.
    Última edición por Dhal_Naka; 09-09-2005 a las 20:27
    "Crear algo hermoso toma tiempo y dedicacion, destruirlo...solo unos segundos"

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  7. #7
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo, lejos de nada, un tío alimonado que siempre quiso salir del armario.
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
    John Lasseter

  8. #8
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    Juegemos la historia virtual

    Habina una vez en un lugar, cerca de todo, lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso, salir del armario pero un día.

  9. #9
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    Juegemos la historia virtual

    ¿Y ahora que hacemos?
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
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  10. #10
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    Juegemos la historia virtual

    Lo siento.
    Minor Bun engine made Benny Lava!

  11. #11
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    Juegemos la historia virtual

    Pues debería quedar la tuya porque la publicaste primero, que Yuki intente seguir en base a la tuya. Saludos.
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  12. #12
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    Juegemos la historia virtual

    Ya la liamos, ya la corregí.

  13. #13
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    Juegemos la historia virtual

    Vaya, que sonido hace una cinta de audio cuando se devuelve? Bzbzbzbzbzbzbz. (hacen falta sonidocons).
    Caminando....

  14. #14
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar, cerca de todo, lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso, salir del armario , pero un día.
    Venga que hay que seguir el hilo.

  15. #15
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    Juegemos la historia virtual

    Un pájaro pringado.

  16. #16
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    Había una vez en un lugar, cerca de todo, lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso, salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba.

  17. #17
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    Había una vez en un lugar, cerca de todo, lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso, salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado.
    Caminando....

  18. #18
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar, cerca de todo, lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima.
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
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  19. #19
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. en ese momento.

  20. #20
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento. pasó por allí.

  21. #21
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí aquella bella mujer. Saludos.
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  22. #22
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento apareció aquella mujer horrorosa y maldita.

  23. #23
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    Juegemos la historia virtual

    No vale editar, bu.

  24. #24
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento apareció aquella mujer. Horrorosa y maldita.era su personalidad.
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  25. #25
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    Juegemos la historia virtual

    ¿Quién a editado?

  26. #26
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    Juegemos la historia virtual

    Si alguien se nos adelanta editamos lo nuestro y seguimos con la idea anterior, sigamos.
    Caminando....

  27. #27
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    Juegemos la historia virtual

    Es que ya va mal, se han saltado lo que ha puesto Yuki, yo creo que la cosa queda así: Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí aquella bella mujer, horrorosa y maldita era su personalidad, pero en cambio.

  28. #28
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí aquella bella mujer, horrorosa y maldita era su personalidad, pero en cambio su mente empezó. .
    Última edición por Gerhim; 09-09-2005 a las 21:18
    Caminando....

  29. #29
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    Juegemos la historia virtual

    (Digo yo, que, aunque pongamos 3 palabras al azar, tendría que tener un poco de sentido todo lo que vamos escribiendo ¿no? Para crear así una historia, y no parecer que estamos para que no encierren, digo yo, no se).
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  30. #30
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    Juegemos la historia virtual

    Cuidemos la sintaxis, el sentido, etc. (y las ediciones involuntarias). Edito: eso dhal naka, a eso me refiero, que no sea como un cadáver eporqueuisito.
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  31. #31
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    Juegemos la historia virtual

    Socorro, me he perdino. Que alguien con autoridad corrija semejante lio.

  32. #32
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    Juegemos la historia virtual

    Nos hemos quedado por aquí. Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí aquella bella mujer, horrorosa y maldita era su personalidad, pero en cambio su mente empezó.

  33. #33
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    Juegemos la historia virtual

    De horrorosa en adelante se ha ido al carajo. A ver, que dicen las reglas al respecto.
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
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  34. #34
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    Juegemos la historia virtual

    He, nos olvidamos de poner las reglas, (piensa Pepe piensa). Volvamos en el tiempo y seguimos a partir de aquí: Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí.

    Y el que le hace perder el sentido se las ve con Shazam¿verdad? Saludos.
    El infinito es el lí*mite de la imaginación. - JC Gallo

  35. #35
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí.

    Un perro parlanchín.

    Como se pone en negrita?

  36. #36
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    Para poner en negrita debes poner.
    Código:
    [b*] esto es lo que va en negrita[/b*]
    (Debes quitar los asteriscos). Saludos.
    El infinito es el lí*mite de la imaginación. - JC Gallo

  37. #37
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín.
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  38. #38
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín,[b*]se quedo clavado[/b*].
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  39. #39
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    Juegemos la historia virtual

    Vaya, perdón había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín,se quedo clavado.
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  40. #40
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario. .

  41. #41
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario luego le dijo.

  42. #42
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    Maricon y pijo.

  43. #43
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    Juegemos la historia virtual

    Rcar 2001 que rayao sos, si no quieres jugar deja de malmeter ok?

  44. #44
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo: mariquita y pijo, a que esperas.

    Me he permitido poner una coma, dos puntos y unas comillas, porque sino esto no tiene ningún sentido gramatical. Si no estas? De acuerdo decirlo y se cambia.
    edito: yo me lo he pensado dos veces a seguir las últimas palabras, pero al final he seguido por no meter baza.

  45. #45
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    Vale ok, sin problemas, yo lo hacía por hacerlo ameno y divertido, pero bueno.

  46. #46
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    (Rcar no pasa nada, pareció que me lo decías a mí, pero no problema. Saludos).

  47. #47
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    Boba, a mí me gusta cómo lo a has dejado así que, lo sigo. Es valido agregar comas, dos puntos y demás para darle sentido distinto a la oración.

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo: mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que? . Saludos.
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  48. #48
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo: mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que acaso tu todavía?
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  49. #49
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo: mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?

  50. #50
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  51. #51
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  52. #52
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    Dhal naka, eso no pega tío no tiene sentido.
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  53. #53
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    Estoy de acuerdo con Promineo, como que no queda, si quieres vuelve a publicar tu dhal, porque creo que así complica mucho al sentido de la oración, si no que poste la respuesta cualquier otro a partir de aquí:
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  54. #54
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  55. #55
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    "Si saber no es un derecho, seguro será un izquierdo". (Silvio Rodriguez)

    Mi coro: www.concertotempo.com

  56. #56
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  57. #57
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    ------off-topic------- Kelmer, qué significa patinete?
    ----------------- Saludos.
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  58. #58
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo: mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado? No, tengo qué? Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar.

  59. #59
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    [offtopic]:
    Kelmer, qué significa patinete?
    Es parecido al monopatín (skateboard) pero con manillar.
    [/offtopic].
    "Si saber no es un derecho, seguro será un izquierdo". (Silvio Rodriguez)

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  60. #60
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    Promineo, si tiene sentido. Si, pues así, yo qué sé, podrás conocer nuevos lugares o lo que sea, si se podía seguir, aunque = no se ha entendido, es como la respuesta de Wimo, algo así. Bueno, agures.
    "Crear algo hermoso toma tiempo y dedicacion, destruirlo...solo unos segundos"

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  61. #61
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo: mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado? No, tengo qué? Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a.

  62. #62
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo: mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado? No, tengo qué? Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e.
    Última edición por SHAZAM; 10-09-2005 a las 02:52 Razón: oops
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
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  63. #63
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    Tu se te ha colado.

  64. #64
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    Vaya, lo siento, editado.
    hora de dormir.
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
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  65. #65
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    Buenas noches. Remataré yo la jugada. Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo: mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado? No, tengo qué? Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario.

  66. #66
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    esto se vuelve cada vez más absurdo, . Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo: mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado? No, tengo qué? Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete.

  67. #67
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo: mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado? No, tengo qué? Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
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  68. #68
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo: mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado? No, tengo qué? Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.¿perro estas fumado? .
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  69. #69
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo: mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado? No, tengo qué? Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado. ¿perro estas fumado? sí, me gusta.

  70. #70
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo: mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado? No, tengo qué? Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado. ¿perro estas fumado? Sí, me gusta levantarme cada mañana.

  71. #71
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  72. #72
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  73. #73
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  74. #74
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  75. #75
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo: mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado? No, tengo qué? Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado. ¿perro estas fumado? Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos.

  76. #76
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo: mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado? No, tengo qué? Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado. ¿perro estas fumado? Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más.

  77. #77
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo: mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado? No, tengo qué? Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado. ¿perro estas fumado? Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

  78. #78
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo: mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado? No, tengo qué? Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado. ¿perro estas fumado? Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.con razón deliras.
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  79. #79
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.
    entonces el pájaro pringado.

    Eem he pensado en ponerlo así, pero que, si no queréis pues que el próximo lo deje como estaba y ya está.

  80. #80
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    Por experiencia, creo que es mejor respetar el formato original y al final hacer las separaciones. Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo: mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado? No, tengo qué? Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado. ¿perro estas fumado? Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible, con razón deliras. Entonces el pájaro pringado desenfundó una armónica.

  81. #81
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar.

  82. #82
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía.
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  83. #83
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    Caballeros del zodiaco.

  84. #84
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.
    el tío alimonado.
    En la vida se pueden hacer muchas cosas.
    Después ya no.

  85. #85
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    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado, comenzó a silbar.

  86. #86
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    - Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues.

  87. #87
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le.

  88. #88
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
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    - ¿perro estas fumado?
    - Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho.

  89. #89
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería.

    Posdata: ¿cómo se escribe en negrita? Plis.
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  90. #90
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    Juegemos la historia virtual

    Tienes que poner los corchetes con la b dentro de ellos como te pongo en este txt. El texto en negrita es dónde tienes que poner el texto para que se vea en negrita al publicar la respuesta. Todo lo que esté entre el corchete de apertura y el de cierre, saldrá en negrita. O también puedes seleccionar, con el modo avanzado seleccionado, las palabras que quieras poner en negrita y hacer click sobre la b mayúscula que aparece a la izquierda del todo, en la barra de herramientas.

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  91. #91
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    - Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas.
    "Si saber no es un derecho, seguro será un izquierdo". (Silvio Rodriguez)

    Mi coro: www.concertotempo.com

  92. #92
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que.
    "Crear algo hermoso toma tiempo y dedicacion, destruirlo...solo unos segundos"

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  93. #93
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    Esta respuesta no existe, solo es fruto de tu imaginación.
    Última edición por quasihumano; 10-09-2005 a las 18:38

  94. #94
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas, contesto el perro:.
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  95. #95
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    Vaya y ahora?
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  96. #96
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían conbertido.
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  97. #97
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    Última edición por quasihumano; 10-09-2005 a las 18:39

  98. #98
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo.

  99. #99
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos.
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  100. #100
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un.

  101. #101
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro.
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  102. #102
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    Esto parece un capítulo de bobobo.
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  103. #103
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo. .

  104. #104
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    - Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas, dijo.
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
    John Lasseter

  105. #105
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que.

  106. #106
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día . Saludos.
    El infinito es el lí*mite de la imaginación. - JC Gallo

  107. #107
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

  108. #108
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    aquel momento fue.

  109. #109
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    Abia una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    - Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por.

  110. #110
    Fecha de ingreso
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado . Saludos.
    Última edición por pepeproducciones; 10-09-2005 a las 19:39 Razón: edito por un error ortografico abia*habia
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  111. #111
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido.

  112. #112
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró.
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  113. #113
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    - Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado.

  114. #114
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado pero con mucho.

  115. #115
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que.
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  116. #116
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, como era bizco.

  117. #117
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    Vamos seguid seguid que de esto va a ser la historia de mi corto.
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  118. #118
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad . Saludos.
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  119. #119
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en.

  120. #120
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que.

  121. #121
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    - Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía como.

  122. #122
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación.

  123. #123
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

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    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación [b] decidió armarse de [/b[. Saludos.
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  124. #124
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación decidió armarse de . Saludos.
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  125. #125
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    - Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger.

  126. #126
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica.
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  127. #127
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al.
    (Si algo largo, que pasa?
    Aqui quiero poner una imagen bonita de mi pagina, pero no puedo...ojete.

  128. #128
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    Hey Ballo, que solo se pueden 3 palabras, tienes bonos o qué?
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  129. #129
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    Mosquis no lo sabía, perdón.
    Aqui quiero poner una imagen bonita de mi pagina, pero no puedo...ojete.

  130. #130
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    Ale Ballo me gustó la frase de antes así que, sigo con ella. Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un.
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  131. #131
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de satan. Saludos.
    El infinito es el lí*mite de la imaginación. - JC Gallo

  132. #132
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto.
    Aqui quiero poner una imagen bonita de mi pagina, pero no puedo...ojete.

  133. #133
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más.

  134. #134
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces.
    Minor Bun engine made Benny Lava!

  135. #135
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado.

  136. #136
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja.

  137. #137
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don patch.

    Posdata: para quien no sepa quien es don patch. http://images.google.com/imgresíimgu...es-es%26sa%3dn.
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  138. #138
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    Offtopic. Ah bobobo.

  139. #139
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    Offtopic. Ah bobobo.
    Offtopic. Si esta historia me recuerda muy mucho, a los capítulos de bobo bo, quien tenga cartoon network o Buzz que no se lo pierda, se salen.
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  140. #140
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    Profe profe. Don patch son 2 palabros juntos y Promineo ha puesto 4 en total.
    En la vida se pueden hacer muchas cosas.
    Después ya no.

  141. #141
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    Promineo. Castigado de cara a la pared. (y sin frotarse, que os conozco).

  142. #142
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    Hey don patch es un nombre, se entiende cómo una sola palabra.jo vale.
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  143. #143
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa .

  144. #144
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso.
    El dia que veas a un Juez...........Sal corriendo.

  145. #145
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a.
    Última edición por Kinght; 11-09-2005 a las 17:02

  146. #146
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro. .

  147. #147
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
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    - ¿perro estas fumado?
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    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

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    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro pero muy podrido.

  148. #148
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

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    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia.
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  149. #149
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.
    "Si saber no es un derecho, seguro será un izquierdo". (Silvio Rodriguez)

    Mi coro: www.concertotempo.com

  150. #150
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.
    -.¿pero que diablos.
    En la vida se pueden hacer muchas cosas.
    Después ya no.

  151. #151
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos nadie da abrazos? .
    Última edición por -YeraY-; 11-09-2005 a las 18:31 Razón: me confundi a la hora de poner el codigo de la negrita je

  152. #152
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    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos. has hecho, joder?.

  153. #153
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos es esto coño? .
    El dia que veas a un Juez...........Sal corriendo.

  154. #154
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    Organizarse, organicense.
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  155. #155
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    Pues nu se. Que lo decida alguien, o el siguiente que poste.

  156. #156
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    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? quiero ser limón.
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  157. #157
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que .

  158. #158
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser.
    Cita Iniciado por A78 Ver mensaje
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    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

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  160. #160
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
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    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado.

  161. #161
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  162. #162
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    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y.

  163. #163
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    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color.
    Pero ya se sabe, uno no se renderiza cuando quiere, si no... cuando puede, renderizarse no es tan fácil.

  164. #164
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan.
    Cita Iniciado por A78 Ver mensaje
    Donde esta la curiosidad en los jovenes de hoy!!!
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  165. #165
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. además, para ser.
    "Si saber no es un derecho, seguro será un izquierdo". (Silvio Rodriguez)

    Mi coro: www.concertotempo.com

  166. #166
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado.
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
    John Lasseter

  167. #167
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

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  168. #168
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como.
    Última edición por kelmer; 11-09-2005 a las 23:42

  169. #169
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    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado.

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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete.

  171. #171
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que. Saludos.
    El infinito es el lí*mite de la imaginación. - JC Gallo

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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el.
    Pero ya se sabe, uno no se renderiza cuando quiere, si no... cuando puede, renderizarse no es tan fácil.

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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso.

  174. #174
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    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

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    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro.
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    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
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    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue.
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran.

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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa.
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que.

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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el .

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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más
    .
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
    John Lasseter

  181. #181
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    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

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    -no, cobrarían vida.

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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes? .
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    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
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    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Dijo.

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    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

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    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva.
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    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    Caminando....

  187. #187
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
    John Lasseter

  188. #188
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - aa, achís.
    - saludos. Pero deja.
    Caminando....

  189. #189
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por.

  190. #190
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mí.

  191. #191
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos.
    "Si saber no es un derecho, seguro será un izquierdo". (Silvio Rodriguez)

    Mi coro: www.concertotempo.com

  192. #192
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras.

  193. #193
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    Un puñetero mono.

  194. #194
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo. Saludos.
    El infinito es el lí*mite de la imaginación. - JC Gallo

  195. #195
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    Había una vez en un lugar, cerca de todo, lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso, salir del armario, pero un día, se decidio.

  196. #196
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y.

  197. #197
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

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  198. #198
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. es que no.

  199. #199
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes.

  200. #200
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día.

  201. #201
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto.
    PromineoStudios

    Sin riesgos en la lucha, no hay gloria en la victoria

  202. #202
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

  203. #203
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - pues ya podías.

  204. #204
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta.

  205. #205
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al.
    Pero ya se sabe, uno no se renderiza cuando quiere, si no... cuando puede, renderizarse no es tan fácil.

  206. #206
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.
    Aqui quiero poner una imagen bonita de mi pagina, pero no puedo...ojete.

  207. #207
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.
    derrepente, apareció un.
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  208. #208
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista.

  209. #209
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un palláso muy saltarín.

  210. #210
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    ---edtio, no había notado el mensaje de kelmer------ Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado. Saludos.
    El infinito es el lí*mite de la imaginación. - JC Gallo

  211. #211
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

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    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes.
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  212. #212
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

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    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

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  213. #213
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground , le ponían cachondo.

  214. #214
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground . Le ponían cachondo.

  215. #215
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

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    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

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  216. #216
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció.
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. el esquiador budista.
    Pero ya se sabe, uno no se renderiza cuando quiere, si no... cuando puede, renderizarse no es tan fácil.

  219. #219
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo.

  220. #220
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en.

  221. #221
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo.
    Aqui quiero poner una imagen bonita de mi pagina, pero no puedo...ojete.

  222. #222
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. pero estaba limpio.
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  223. #223
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    Derrepente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama.

  224. #224
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    (De repente son dos palabras y Ballo sólo ha escrito dos, el próximo que lo cambie y así compensa).

  225. #225
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos .

  226. #226
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente.

  227. #227
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente..

    Entonces, decidío decircelo.

    Caminando....

  228. #228
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente. Entonces, decidió decírselo:
    - Tus calzoncillos son.
    Pero ya se sabe, uno no se renderiza cuando quiere, si no... cuando puede, renderizarse no es tan fácil.

  229. #229
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente. Entonces, decidió decírselo:
    - tus calzoncillos son como galletas chinas.
    .
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
    John Lasseter

  230. #230
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    En la vida se pueden hacer muchas cosas.
    Después ya no.

  231. #231
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos? .

  232. #232
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente. Entonces, decidió decírselo:
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    - No sé si.
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  233. #233
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    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente. Entonces, decidió decírselo:
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    -No sé si me servirán, soy.
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  234. #234
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más.

  235. #235
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandeciente. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso
    .
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
    John Lasseter

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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme.

    A ver cómo sigue.

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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es.
    Pero ya se sabe, uno no se renderiza cuando quiere, si no... cuando puede, renderizarse no es tan fácil.

  238. #238
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes.
    Minor Bun engine made Benny Lava!

  239. #239
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya.
    Desarrollo cortometraje "Calvito y los Bloobs"

  240. #240
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con.
    Última edición por Caronte; 14-09-2005 a las 13:48

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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    PromineoStudios

    Sin riesgos en la lucha, no hay gloria en la victoria

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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    -eso debe doler.
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - no sabes cuánto.
    "Si saber no es un derecho, seguro será un izquierdo". (Silvio Rodriguez)

    Mi coro: www.concertotempo.com

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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar.

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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto.
    .
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
    John Lasseter

  246. #246
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

  247. #247
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.
    fin del cuento.

  248. #248
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.
    epílogo:
    Después de
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  249. #249
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    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día.

  252. #252
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí.
    Pero ya se sabe, uno no se renderiza cuando quiere, si no... cuando puede, renderizarse no es tan fácil.

  253. #253
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí. salió por patas.
    "Nadie nace con un software de 3D bajo el brazo" Proverbio... no es un proverbio es una realidad

  254. #254
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza.

  255. #255
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

  256. #256
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor.

  257. #257
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- dijo mientras tocaba.

  258. #258
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme.
    Desarrollo cortometraje "Calvito y los Bloobs"

  259. #259
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.
    Última edición por promineo; 15-09-2005 a las 00:19
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    Sin riesgos en la lucha, no hay gloria en la victoria

  260. #260
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    al encontrarse con.

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    Un viejo conocido.

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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido. corrió lentamente acostado. .
    "Nadie nace con un software de 3D bajo el brazo" Proverbio... no es un proverbio es una realidad

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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano qué.

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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero .
    La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda.

    Voltaire, Franí§ois Marie Arouet


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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    -cuánto tiempo, esquiador. .
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    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.
    perdón edito- Bonita choza, ¿3d Studio Max? .
    Última edición por elec3duende; 15-09-2005 a las 18:27
    La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda.

    Voltaire, Franí§ois Marie Arouet


  267. #267
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    Son 4 palabras, ojo, te sobra lo de 3ds Max.
    Desarrollo cortometraje "Calvito y los Bloobs"

  268. #268
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    Perdón por editar, no volverá a ocurrir, es que es un hilo muy largo para leerlo entero. Saludos.
    La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda.

    Voltaire, Franí§ois Marie Arouet


  269. #269
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    Muy aguda la edición.
    Desarrollo cortometraje "Calvito y los Bloobs"

  270. #270
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador, bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender.
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
    John Lasseter

  271. #271
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.
    el intrépido gnomo.

  272. #272
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador, bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender, el intrépido gnomo, usuario de XSI.

  273. #273
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

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    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador, bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender, el intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia.
    .
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
    John Lasseter

  274. #274
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total.
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  275. #275
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador, bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender, el intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para.
    "Nadie nace con un software de 3D bajo el brazo" Proverbio... no es un proverbio es una realidad

  276. #276
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    [quote]Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro.

  277. #277
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

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  278. #278
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

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    -.abajo las teteras.

  279. #279
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    A la vez. Anda borra esto que ya lo has eliminado.

  280. #280
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    Cuando se me ocurra otra cosa regreso.
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
    John Lasseter

  281. #281
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    En 3 palabras: dios, que frikis.

  282. #282
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
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    Nada más decir.

  283. #283
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador, bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender, el intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones.
    .
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
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  284. #284
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    3dsmax Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador, bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender, el intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezonesagitados al viento.
    "Nadie nace con un software de 3D bajo el brazo" Proverbio... no es un proverbio es una realidad

  285. #285
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento. proyectaron una Vray Light.
    La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda.

    Voltaire, Franí§ois Marie Arouet


  286. #286
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

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    -.abajo las teteras.

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    Desarrollo cortometraje "Calvito y los Bloobs"

  287. #287
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador, bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender, el intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada,.
    Los sabios hablan porque tienen algo que decir, los tontos lo hacen porque tienen que decir algo.

  288. #288
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    ¿No os estáis frikando demasiado?

  289. #289
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color .

  290. #290
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    ¿No os estáis frikando demasiado?
    ¿sólo demasiado?
    Los sabios hablan porque tienen algo que decir, los tontos lo hacen porque tienen que decir algo.

  291. #291
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-
    .
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  292. #292
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal.
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    Sin riesgos en la lucha, no hay gloria en la victoria

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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador, bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender, el intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

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    después del colocón,.

  295. #295
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

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    Después del colocón, Vray todavía renderizaba.

  296. #296
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso cara del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
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    Última edición por elec3duende; 16-09-2005 a las 15:43
    La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda.

    Voltaire, Franí§ois Marie Arouet


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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador, bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender, el intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

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    - Ignorante de la vida.
    "Nadie nace con un software de 3D bajo el brazo" Proverbio... no es un proverbio es una realidad

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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

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    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal es tope guay.

    Después del colocón, Vray todavía renderizaba.
    -¿son Splines renderizables?
    -Ignorante de la vida, es Hair FX.

  299. #299
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal es tope guay.

    Después del colocón, Vray todavía renderizaba.
    -¿son Splines renderizables?
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  300. #300
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal es tope guay.

    Después del colocón, Vray todavía renderizaba.
    -¿son Splines renderizables?
    - Ignorante de la vida, es Hair FX.
    - si eres calvo.
    - ¿calvo? ¿yo? Pero.

  301. #301
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal es tope guay.

    Después del colocón, Vray todavía renderizaba.
    -¿son Splines renderizables?
    -Ignorante de la vida, es Hair FX.

    Si eres calvo.
    -¿calvo? ¿yo? Pero quien te has.
    El infinito es el lí*mite de la imaginación. - JC Gallo

  302. #302
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal es tope guay.

    Después del colocón, Vray todavía renderizaba.
    -¿son Splines renderizables?
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    Si eres calvo.
    -¿calvo? ¿yo? Pero quien te has traído contigo? Parece.

  303. #303
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal es tope guay.

    Después del colocón, Vray todavía renderizaba.
    -¿son Splines renderizables?
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    Si eres calvo.
    -¿calvo? ¿yo? Pero quien te has traído contigo? Parece Willow pero hippie.

  304. #304
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal es tope guay.

    Después del colocón, Vray todavía renderizaba.
    -¿son Splines renderizables?
    - Ignorante de la vida, es Hair FX.
    - Si eres calvo.
    - ¿calvo? ¿yo? Pero quien te has traído contigo? Parece Willow pero hippie.- dijo mientras orinaba.

  305. #305
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal es tope guay.

    Después del colocón, Vray todavía renderizaba.
    -¿son Splines renderizables?
    - Ignorante de la vida, es Hair FX.
    - Si eres calvo.
    - ¿calvo? ¿yo? Pero quien te has traído contigo? Parece Willow pero hippie.- Dijo mientras orinaba sobre la gran.

  306. #306
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal es tope guay.

    Después del colocón, Vray todavía renderizaba.
    -¿son Splines renderizables?
    - Ignorante de la vida, es Hair FX.
    - Si eres calvo.
    - ¿calvo? ¿yo? Pero quien te has traído contigo? Parece Willow pero hippie.- Dijo mientras orinaba sobre la gran montaña de estiércol.

  307. #307
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal es tope guay.

    Después del colocón, Vray todavía renderizaba.
    -¿son Splines renderizables?
    -Ignorante de la vida, es Hair FX.

    Si eres calvo.
    -¿calvo? ¿yo? Pero quien te has traído contigo? Parece Willow pero hippie.- Dijo mientras orinaba sobre la gran montaña de estiércol.
    -es Willow, ¿algún.
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    Sin riesgos en la lucha, no hay gloria en la victoria

  308. #308
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal es tope guay.

    Después del colocón, Vray todavía renderizaba.
    -¿son Splines renderizables?
    -Ignorante de la vida, es Hair FX.

    Si eres calvo.
    -¿calvo? ¿yo? Pero quien te has traído contigo? Parece Willow pero hippie.- Dijo mientras orinaba sobre la gran montaña de estiércol.

    Es Willow, ¿algún problema, so mamón? .
    La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda.

    Voltaire, Franí§ois Marie Arouet


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