El fondo de inversión Blackrock vende una parte importante de su participación en la energética Naturgy. Esta operación reduce su influencia en el consejo de administración de la compañía. El movimiento genera un debate sobre el peso que deben tener los grandes fondos internacionales en las empresas estratégicas españolas. Analistas señalan que esta desinversión puede facilitar que otros accionistas tomen más control.


El contexto de la operación y sus implicaciones

Blackrock poseía alrededor de un 9% del capital de Naturgy. Tras esta venta, su participación baja hasta aproximadamente el 5%. Al reducir su posición por debajo del umbral del 7%, el fondo pierde automáticamente su derecho a tener un representante en el consejo. Este cambio altera el equilibrio de poder dentro del accionariado de la empresa. La salida de su consejero, Mark McCombe, se formalizará en la próxima junta de accionistas.

El futuro de la gobernanza en la compañía energética

El accionariado de Naturgy está muy repartido, sin un dueño claro. La Corporación Financiera Internacional, Criteria, GIP y Sonatrach mantienen sus posiciones. La retirada de Blackrock puede animar a otros grandes accionistas a buscar una mayor influencia. Expertos apuntan que este escenario podría llevar a una reorganización del consejo. El objetivo sería reforzar la estabilidad en la gestión de la empresa.

Este giro en la propiedad hace que algunos se pregunten si los fondos, que a menudo buscan rentabilidad a corto plazo, son los mejores guardianes para infraestructuras energéticas clave. Después de todo, gestionar la luz y el gas no es exactamente como tradear acciones en un día. O eso, o Naturgy tiene una factura pendiente.