Los videojuegos que usan el modelo play-to-earn atraen a los usuarios con la idea de que pueden obtener ingresos reales o criptomonedas mientras se divierten. Estos títulos suelen funcionar con economías internas basadas en tokens no fungibles o criptoactivos. La propuesta parece convertir el tiempo de ocio en una actividad productiva, lo que genera un gran interés inicial. Sin embargo, esta mecánica depende por completo de que nuevos jugadores se unan y compren activos para que los primeros participantes puedan retirar ganancias.


La necesidad de una inversión inicial alta suele ser la primera barrera

Para empezar a ganar en la mayoría de estos juegos, es necesario adquirir primero ciertos elementos, como personajes, terrenos o herramientas, representados como NFTs. Este coste de entrada puede ser significativo y actúa como un filtro. El jugador asume este riesgo con la expectativa de que podrá recuperar la inversión y obtener beneficios a medio plazo. La volatilidad del mercado de criptomonedas afecta directamente al valor de las recompensas dentro del juego, haciendo que los ingresos sean impredecibles.

La economía especulativa y la sostenibilidad son problemas centrales

El valor de los activos dentro del juego no está respaldado por la utilidad real del título, sino por la especulación y la entrada constante de nuevos capitales. Esto crea una estructura similar a un esquema piramidal, donde los beneficios de los primeros llegan del dinero que invierten los últimos. Cuando el flujo de nuevos jugadores se detiene o la confianza en el proyecto cae, la economía virtual colapsa. La mayoría de los usuarios que llegaron tarde pierden su inversión inicial, ya que los activos digitales que compraron pierden todo su valor rápidamente.

Recuerda que si algo suena demasiado bueno para ser verdad, como ganar dinero jugando sin esfuerzo, probablemente lo sea. La próxima vez que veas un anuncio, piensa si realmente quieres jugar a un videojuego o gestionar una cartera de inversiones de alto riesgo con gráficos de pixeles.