La consultora Gartner publica un análisis donde anticipa que el entusiasmo actual por integrar inteligencia artificial en los vehículos perderá fuerza. Según su pronóstico, para el año 2029 solo un pequeño grupo de fabricantes de automóviles mantendrá un nivel de inversión significativo en este campo. Este cambio marcará el fin de una fase de experimentación generalizada y dará paso a una etapa de consolidación, donde la tecnología se implementará de forma más selectiva y estratégica.


La brecha digital se ampliará entre los fabricantes

Este escenario creará una división profunda dentro de la industria automotriz. Por un lado, quedarán las marcas que hayan logrado desarrollar una ventaja competitiva sostenible a través de sistemas digitales avanzados y arquitecturas de software propias. Por el otro, la mayoría de fabricantes, que no podrán sostener el ritmo de inversión, dependerán de proveedores externos de tecnología o ofrecerán funciones más básicas. La capacidad de procesar datos en el vehículo y de actualizar el software de forma remota será un factor clave que separará a los líderes del resto.

La inversión se centrará en casos de uso concretos

El informe indica que la inversión no desaparecerá, sino que se concentrará. Los fabricantes que sigan apostando por la IA lo harán para resolver problemas específicos, como mejorar los sistemas avanzados de asistencia a la conducción, personalizar la experiencia en el interior del habitáculo u optimizar la eficiencia de los trenes de potencia. La prioridad será desarrollar aplicaciones que los clientes perciban como verdaderamente útiles y que generen un retorno económico claro, más que perseguir la innovación por sí misma.

Mientras algunos equipos de ingeniería luchan por integrar un nuevo modelo de lenguaje en el sistema de info-entretenimiento, otros todavía intentan que el bluetooth del coche se conecte al móvil de forma fiable.