Las acciones de Nintendo retroceden un 4,7% en la bolsa de Tokio, alcanzando su nivel más bajo desde el pasado mes de mayo. Este movimiento refleja la preocupación inmediata de los inversores, que temen que el aumento brusco en los precios de los componentes clave pueda afectar a la rentabilidad de la compañía en el futuro próximo. El mercado reacciona así a las presiones inflacionarias que afectan a toda la industria tecnológica, con un foco especial en la escasez y el encarecimiento de los semiconductores.


La memoria y otros chips presionan los márgenes

Los analistas señalan que el precio de los chips de memoria, esenciales para fabricar consolas como la Nintendo Switch, se está incrementando de forma notable. Este factor, unido al coste general de otros componentes electrónicos, amenaza con reducir los márgenes de beneficio que la empresa había logrado mantener. Nintendo ahora debe gestionar estos costes adicionales en un momento en que la demanda de sus productos sigue siendo sólida, lo que plantea un desafío logístico y financiero complejo.

El contexto de la industria y la respuesta del mercado

La situación no es exclusiva de Nintendo, pero su exposición como fabricante de hardware la hace particularmente vulnerable a estas fluctuaciones. Los inversores penalizan la acción ante la incertidumbre sobre cómo la compañía podrá absorber estos costes sin trasladarlos íntegramente al consumidor final o ver mermados sus resultados. El desempeño bursátil contrasta con la popularidad continuada de la Switch, demostrando que el mercado valora más los riesgos financieros inmediatos que el éxito comercial del catálogo.

Parece que en el mundo de los videojuegos, a veces los números que más preocupan no son los de las ventas, sino los que aparecen en la factura de los proveedores de chips.