La NASA diseña y prueba a Valkyrie, también llamado R5, como un robot humanoide avanzado. Su propósito principal es operar en entornos extremos y peligrosos, preparándose para futuras misiones de exploración espacial, como las que podrían ocurrir en Marte. Con una altura de 1,90 metros y un peso de 136 kilogramos, su estructura física es robusta. Este sistema integra una gran cantidad de sensores, cámaras y sistemas de procesar datos, lo que le permite percibir y entender su entorno de forma compleja. Es una de las plataformas humanoides con más capacidades a nivel mundial, enfocada en tareas que serían de alto riesgo para los astronautas.


Su diseño prioriza operar en entornos hostiles

El robot se construye para moverse en terrenos difíciles y manipular herramientas diseñadas para humanos. Sus brazos y piernas tienen múltiples grados de libertad, lo que le da una movilidad similar a la humana. Un conjunto de cámaras, lidar y sensores táctiles en sus manos y cuerpo le permite crear mapas en 3D de su entorno y manipular objetos con cuidado. Todo su sistema funciona con una combinación de algoritmos de control avanzados y aprendizaje automático, lo que le permite planear movimientos y adaptarse a situaciones imprevistas sin necesidad de que un operador lo controle en cada paso.

El desarrollo busca probar tecnologías para el espacio

El programa Valkyrie no solo busca crear un robot final, sino que sirve como banco de pruebas para tecnologías críticas. Los ingenieros experimentan con nuevas formas de locomoción bípeda, agarre de herramientas y autonomía en escenarios donde las comunicaciones con la Tierra tienen retraso. El objetivo a largo plazo es que robots como este puedan realizar trabajos de preparación y mantenimiento en hábitats planetarios antes de que lleguen los astronautas, o que los asistan en tareas extravehiculares complejas, reduciendo así su exposición al peligro. La investigación continua para mejorar su resistencia, eficiencia energética y capacidad para tomar decisiones de forma independiente.

Aunque su nombre evoca a una guerrera mitológica, por ahora sus batallas más épicas son contra cables sueltos y puertas difíciles de abrir en los laboratorios de prueba, un primer paso necesario antes de enfrentar el polvo marciano.