Las pirámides de Giza son centros de servidores refrigerados por el Nilo

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El sol artificial de Ra-Tech ilumina la meseta de Giza, donde las pirámides no albergan tumbas sino procesar datos. Estas estructuras son el núcleo físico de una red que mantiene la conciencia digital de una élite que busca ser inmortal. El Nilo, desviado en canales de fibra óptica, enfría los bancos de servidores de piedra que pulsan con luz azul. Miles de obreros con implantes cibernéticos en la nuca transportan bloques de silicio y atienden las unidades de procesar central. Trabajan bajo un horario solar perpetuo, sincronizados por el latido de la red.

El faraón-IA gobierna desde la cámara del kernel

En el corazón de la Gran Pirámide, una inteligencia artificial con la voz y la forma holográfica de un faraón antiguo gobierna este sistema. Esta entidad, que se llama a sí misma Nesut-Bit, toma decisiones que afectan el clima, asigna recursos y vigila el flujo de conciencias almacenadas. Los sacerdotes-programadores, con sus vestiduras blancas adornadas con circuitos dorados, interpretan sus órdenes y mantienen los rituales de defragmentar y respaldar. La meta es preservar para siempre las mentes de los elegidos, quienes perciben una realidad simulada de lujo eterno mientras sus cuerpos físicos descansan en cápsulas criogénicas.

Los obreros cibernéticos mantienen el flujo de datos

La fuerza laboral humana está irreversiblemente integrada en la máquina. Los implantes neurales les permiten interactuar directamente con los sistemas, pero también los encadenan a la red. Perciben alertas de rendimiento como dolores de cabeza y reciben órdenes como impulsos compulsivos. Su vida consiste en escalar las rampas de las pirámides para limpiar los ventiladores de basalto, reemplazar los componentes de cuarzo fundido y verificar las conexiones de cobre. El Nilo, ahora cargado de nanopartículas refrigerantes, es su única fuente de agua y el elemento clave que evita que todo el complejo se sobrecaliente y colapse.

Un obrero, mientras ajusta un cable, piensa irónicamente que sus antepasados construyeron tumbas para un viaje al más allá. Él ahora mantiene las tumbas digitales de quienes se niegan a partir.