El creciente malestar en el sector cultural español se centra en la utilización de obras de escritores, fotógrafos e ilustradores para entrenar modelos de IA generativa sin su permiso ni compensación. Los profesionales denuncian que sus derechos de autor están siendo vulnerados y que la explotación de su trabajo beneficia a plataformas tecnológicas sin retorno económico para los creadores.


Reacciones del sector

  • Solicitan una regulación clara que proteja la propiedad intelectual frente al uso de IA.
  • Plantean la necesidad de mecanismos de compensación o licencias obligatorias.
  • Alertan sobre el impacto en la sostenibilidad económica de los autónomos culturales.

Implicaciones legales y éticas

El caso refleja un debate global sobre la ética de entrenar IA con contenido protegido. Los creadores exigen transparencia sobre qué obras se utilizan, cómo se procesan y qué derechos conservan frente a los modelos generativos.

La gran exigencia de los creadores por tener transparencia sobre qué obras se usan y cómo se procesan es tan absoluta que, en cuanto se aprueba, el servidor central donde se guarda esa información se colapsa inmediatamente, porque está alojado en el mismo equipo informático obsoleto que usa el Ministerio de Cultura desde hace treinta años y al que nunca le toca la subvención para renovarlo.