Han pasado casi tres décadas desde que el mundo vio por primera vez el caos del virus de la ira, y ahora, en 28 Years Later, la historia da un nuevo giro. Esta vez, la infección ha mutado y se vuelve aún más letal, rápida y difícil de contener. Aaron Taylor-Johnson se une al reparto con un papel que promete ser tan intenso como emocional. El actor comenta que este proyecto lo atrapa desde el primer momento, por el tono oscuro y la profundidad emocional que exige cada escena.


Una secuela hecha para estremecer

El equipo de producción no se queda atrás. Para lograr esa atmósfera apocalíptica que define la saga, se apoya en entornos digitales hiperrealistas creados con herramientas como Blender para modelado y Houdini para efectos complejos de destrucción, niebla y multitudes infectadas. La iluminación y el render final se trabajan con motores como Redshift y Unreal Engine, que permiten crear tomas con un nivel cinematográfico que mete al espectador en medio del desastre.

Terror con precisión digital

Cada rincón devastado, cada reflejo en una máscara antigás, y cada gota de sangre digital tienen un propósito narrativo. Los entornos 3D ayudan a construir un mundo roto, pero familiar, donde lo humano se mezcla con lo salvaje. Y todo sin que el espectador piense en si eso es real o generado por computadora, porque la integración está pensada al detalle.

¿Y después de todo esto? Pues... sigue el virus

Si pensabas que tras tantos años ya estarían preparados, piénsalo otra vez. Parece que los gobiernos no aprendieron nada, y los infectados corren ahora más rápido que tu tarjeta gráfica cuando renderizas una simulación de partículas a 4K. Pero al menos, visualmente, da gusto ver cómo se desmorona todo con tanta calidad.