La ralentización de la AMOC
La costa este de Estados Unidos está afrontando un problema poco visible pero importante, la ralentización de una corriente oceánica llamada la Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico, o AMOC para los amigos. Esta corriente es como una gran cinta transportadora que mueve agua cálida desde zonas bajas hacia el norte del Atlántico, donde el agua se enfría, se vuelve más salada y se hunde para repetir el ciclo. Ahora, con el cambio climático y el derretimiento de hielos, esta corriente va más despacio, y eso está causando que el nivel del mar suba más rápido de lo que debería en esa región.
Cuando el mar decide invitarse a la fiesta
Por culpa del calentamiento global, el hielo se derrite y el agua se calienta, lo que hace que el nivel del mar suba en todo el mundo. Pero la costa noreste de Estados Unidos no es una excepción cualquiera: el mar allí está subiendo tres o cuatro veces más rápido que el promedio global. Esto no solo se debe al agua que llega de los polos, sino también a que la tierra en algunas zonas está hundiéndose un poco, y a que el agua caliente y menos salada ocupa más espacio que la fría y salada. El efecto combinado es como si el mar estuviera empujando la orilla con más ganas que antes.
El vaivén de la AMOC y sus consecuencias
La AMOC no es una corriente que funcione siempre igual; tiene sus altibajos naturales que duran décadas. Pero ahora, el cambio climático parece estar debilitando esos ciclos y acelerando el proceso de ralentización. Científicos midieron el nivel del mar en la costa de Nueva Inglaterra durante más de cien años y vieron que cuando la AMOC está más débil, el mar sube más y las inundaciones se vuelven más comunes. Así que la AMOC no solo es un tema de libros de oceanografía: afecta directamente la vida de las personas en la costa.
Predecir las olas para no mojarnos tanto
La buena noticia es que, gracias a estas fluctuaciones previsibles de la AMOC, los expertos creen que podrán anticipar los años en que las inundaciones serán más frecuentes, con hasta tres años de anticipación. Esto puede ayudar a planificar mejor las ciudades, construir defensas y preparar emergencias. Ya no se trata solo de ver qué pasa, sino de estar un paso adelante, para que cuando el mar decida dar un paso adelante, no nos tome por sorpresa.
¿Colapso total? Mejor no pensarlo demasiado
Aunque nadie quiere imaginarlo, un colapso completo de la AMOC podría subir el nivel del mar en la costa este unos 24 centímetros más. Puede que suene poco, pero basta con unos centímetros para que muchas zonas se inunden y los problemas aumenten. No es seguro que pase, pero la posibilidad está ahí, y hace que pensar en esta corriente oceánica deje de ser cosa de científicos locos para ser un tema que afecta a todos, aunque el mar siga con su calma aparente.
Un océano que manda señales
En resumen, el océano no es solo un gran charco: tiene corrientes que funcionan como autopistas de agua y que influyen en las vidas de millones de personas. Cuando esas autopistas cambian su ritmo, las consecuencias se notan en las playas, calles y casas. Así que, aunque parezca que el mar solo sabe subir y bajar, en realidad está mandando señales que vale la pena escuchar. Y quizás, solo quizás, convenga tener a mano un buen bote salvavidas y un impermeable, por si acaso.
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