Dron impreso en 3D rompe récord mundial de velocidad
El 23 de marzo, en Huizhou, China, un estudiante llamado Xu Yang hizo que su dron volara más rápido que las excusas de un lunes por la mañana. Su pequeño quadcóptero rompió el récord mundial de velocidad para microdrones, alcanzando los 340,78 km/h. Y no hablamos de un avión a escala, sino de un dron que cabe en una lonchera escolar.
Un diseño ligero, pero no ligero en ideas
El dron, que pesa menos de 250 gramos, no fue sacado de una tienda. Xu lo armó pieza por pieza, incluyendo una carcasa impresa en 3D de apenas 0,4 mm de grosor y unas hélices personalizadas porque, al parecer, las del mercado no eran lo bastante rápidas para su gusto. La estructura es de fibra de carbono, ligera como una promesa electoral, pero más eficiente.
El camino al récord no fue sin turbulencias
Antes del vuelo récord, Xu tuvo que lidiar con fallos, incluyendo un prototipo que se estrelló en noviembre. La causa: sobrecarga del motor. Para que el intento oficial no acabara en humo, calentó la batería del dron a unos 40 grados. Nada como una batería caliente y un estudiante decidido para alcanzar la gloria… o el récord Guinness.
Elogios desde Suiza (y no por el chocolate)
Samuele Gobbi, otro experto en drones y poseedor de un récord en una categoría más pesada, se quitó el sombrero ante el logro de Xu. Según él, ya es difícil construir un dron veloz, pero hacerlo en ese rango de peso es otra liga. Aunque, eso sí, no se ha confirmado si también le aplaudió con un dron propio.
No hay final para los que corren más rápido
Xu no piensa quedarse quieto, ni aunque el dron lo haga. Planea seguir mejorando su diseño, enfocándose en el motor y las hélices. Como él mismo dijo: No hay fin en la búsqueda de la velocidad extrema. Lo que nos deja claro que, en este mundillo de los microdrones, el récord de hoy podría ser el calentamiento para mañana.
Lo esencial, sin despegar del suelo
El récord se rompió con una mezcla de tecnología, ingenio, impresión 3D y un poco de calor estratégico. Y aunque suena a ciencia ficción, es real, un dron del tamaño de una taza de café ahora vuela más rápido que algunos coches deportivos.
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