En el campus de la Universidad Estatal de Oklahoma (OSU), tres estudiantes decidieron que imprimir solo hacia arriba era demasiado... convencional. Así nació SCIVINCE, un sistema de impresión 3D que puede trabajar en cualquier dirección. Sí, incluso cabeza abajo, como un murciélago tecnológico con complejo de artista. Este invento no solo imprime desde todos los ángulos, sino que ganó el primer premio en la división de alto crecimiento del Entrepreneur's Cup 2025, llevándose a casa un jugoso premio de 21.000 dólares.

¿Y si imprimimos desde abajo? Pues eso hicieron

La idea comenzó con una simple pregunta: ¿Podemos imprimir al revés?. Soroosh Farsiani, junto con el profesor Hadi Noori y un grupo de estudiantes, se tomaron esta duda muy en serio. Después de todo, cuestionar la gravedad es casi un deporte universitario. Su diseño, una especie de pulpo mecánico con múltiples cabezales de impresión, logró eliminar la necesidad de estructuras de soporte. Lo cual es genial, porque nadie disfruta imprimir columnas inútiles que parecen salidas de una maqueta de arquitectura frustrada.


Más rápido, más fuerte y con menos desperdicio

El sistema SCIVINCE no solo es un acróbata digital, también es eficiente. Permite al usuario controlar la orientación de las capas y la colocación de materiales, logrando piezas un 14% más resistentes y una velocidad de impresión al menos un 20% superior. Además, ahorra entre un 15% y un 50% de material, lo cual significa menos plástico tirado y más dinero para cafés (o más cabezales de impresión, quién sabe).

Entrevistas, planes de negocio y una pizca de locura

Pero no todo fue imprimir cubos flotantes. El equipo también se puso el sombrero de emprendedores y entrevistó a más de 200 posibles clientes. Su enfoque se centró en sectores donde lo complicado es la norma: aeroespacial, salud y automoción. Imagina una prótesis personalizada impresa desde el interior hacia afuera o una pieza de avión que parece salida de una escultura abstracta.

Y esto recién comienza

Con el trofeo aún caliente y los billetes doblados en el bolsillo, el equipo de SCIVINCE no ha parado. Han solicitado una beca de investigación para pequeñas empresas por más de 300.000 dólares, con el objetivo de perfeccionar el prototipo y llevarlo a otros concursos nacionales. Todo indica que estos estudiantes seguirán girando impresoras y cabezas por igual.

Lo que aprendimos hoy:

  • La gravedad no manda en el laboratorio de SCIVINCE
  • Imprimir en todas direcciones mejora la eficiencia
  • Ahorrar material también ahorra dinero (¡sorpresa!)
  • Entrevistar a 200 personas no es para débiles
  • Con humor, ciencia y un poco de locura, se puede cambiar la forma de construir el futuro
  • ¿Quién dijo que las ideas locas no dan frutos?


Fuente: okstate.edu